Los elizondarras pueden comprar todos los días leche fresca pasteurizada de Aniz rellenando sus propias botellas. Como antaño, o casi.
Porque no se trata de ir a la tienda del pueblo, sino a una máquina expendedora de leche. “Hay que insertar una moneda de cincuenta céntimos o de un euro, según se quiera medio litro o uno, y meter la botella inclinada para que no salga espuma. Entonces se pulsa el botón start y llenas la botella”, explicó Mikel Azcárate Tomassone, la mente que hay detrás de la idea, y uno de los miembros de la quesería Jauregia de Aniz, la empresa familiar que ha instalado esta máquina junto al Centro de Salud de Elizondo.
El encargado de presentar al público este invento fue Aitor Azcárate Tomassone, hermano de Mikel, a quien acompañó la explicación de Igone Oteiza Arretxea. Después pidió un voluntario, y el primero en ofrecerse fue Xabier Abasolo Sallastegui, vecino de Villava y que también trabaja en el sector lácteo. “Me parece un invento bastante novedoso que puede funcionar”, opinó.
Todo empezó en un viaje que Mikel realizó a Italia junto a su mujer hace año y medio, Ana Elizegi Urrutia, organizado por el ITG (Instituto Técnico de Gestión). Fue al llegar a la ciudad de Brescia, situada en el norte del país alpino, cuando Azcárate vio por primera vez una de esas máquinas, según cuenta: “Estaba en una explotación ganadera, y la gente iba allí a comprar su leche. Lo primero que pensé fue: “Esto tiene que estar en Elizondo”
Fuente: Diariodenavarra.es
