Así es, la Unión Europea ha prohibido definitivamente la fabricación de las neveras y aires acondicionados tradicionales, es decir, aquellos que utilizan gases fluorados como refrigerantes. Esta medida, que entró en vigor el 1 de enero de 2024, tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que los gases fluorados tienen un potencial de calentamiento global hasta 23.000 veces superior al del dióxido de carbono.
La prohibición se aplica a todos los equipos de refrigeración, tanto domésticos como industriales, incluidos los frigoríficos, congeladores, aires acondicionados, bombas de calor y máquinas de vending.
La normativa establece un periodo de transición de 10 años para que los fabricantes puedan adaptarse a la nueva situación. Durante este periodo, los equipos de refrigeración que utilicen gases fluorados podrán seguir comercializándose y usándose, pero a partir de 2034, todos los equipos nuevos deberán utilizar refrigerantes alternativos con un menor potencial de calentamiento global.
La prohibición de los gases fluorados es una medida importante para la lucha contra el cambio climático. Se estima que esta medida podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE en 1,3 millones de toneladas de CO2 equivalente al año.
En España, la prohibición de los gases fluorados ha sido recibida con satisfacción por las organizaciones ecologistas. Sin embargo, también han expresado su preocupación por el impacto que esta medida podría tener en la economía, ya que el sector de la refrigeración emplea a más de 100.000 personas en España.
Las empresas del sector están trabajando para desarrollar nuevos refrigerantes alternativos que sean seguros y eficientes. Sin embargo, todavía hay algunos desafíos que deben resolverse, como el coste de los nuevos refrigerantes y su disponibilidad.
A pesar de estos desafíos, la prohibición de los gases fluorados es una medida necesaria para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y luchar contra el cambio climático.
